lunes, 5 de julio de 2010

Régimen de sueños // un tour sinuoso el de hoy



En horabuena (migas de porro en el saco) retomo mi régimen de sueños y de visitas al puerto.  Las palabras son catervas en la noche fría, la patria de mi infancia eran las letras hasta que conocí el perfume de la bosta. Le hecho culpas al  juego en los durmientes o  a las inmediaciones del amor. Algo de eso hay. Y el río, por supuesto, esa trenza gastada que cederá en breves.  Hoy quiero discutir por cualquier cosa, necesito pelear y pelear hasta caer rendido en el regazo de la noche. Como los chicos, pero acéfalo de inocencia.  Máxime la sangre, el amanecer espía, la chirola girando en el aire y tus besos en mi frente. De saber el destino de tus labios te hubiera cabeceado la boca. ¿Oís el fuste de los crotos en la calle? No escuchas nada más que tu radio a cuerda: el latido de tu corazón. Filarmónica de  tu pecho, de tu patria equivocada.
 Y nosotros oramos, rendimos, bebimos, perdimos, roncamos. Como las sombra de aquel árbol deshojado y pétreo, muerto en el prado por el hollín de las fábricas.
 Es de noche  “True love Waits”,  las sombras acostadas hablan y fuman en el casín, me dicen que soy un burro, un  enamorado de la nada. Primicias te las debo, lo que sí hay es un astrólogo que está acostumbrado a decirme la verdad, pero yo no le creo. Descreo de la verdad de mi vida. Del astrólogo ni te cuento. Y así voy y vuelvo al fondo de la cuestión, al estado sitiado de mi patio en penumbras. Y más allá de la penumbra, el baño de hombres.  La sinceridad de los tipos en la noche menor, ilimitada, dubitativa; me dan fuego. Sí,  y a minutos de aquí un alba nueva. El mozo y el tute, la tuca en mi bolsillo, el lagarto inflable que me mirá fijo aguantando el mostrador; el coro de algún ángel repugnante o tus piernas.  Me traen el café en un balde.  No es lo que pedí. Por la ventana no se ve nada, solo mi cara de galleta mugrienta reflejada en el cristal.  Me imagino  -aunque es injusto- a los carboneros quemando el telón mientras que de fondo un fragor de maquinarias laten, bruscas, callan tu corazón; o pienso un recuerdo: en Breccia, todo el tiempo me olvido de ese recuerdo. De Breccia y de Lovecraft.  Como esa frase “nunca recuerdo olvidarte”, maravillosa para leerla a pie de página pero no para sentirla.  Y después pienso un color, el humor; un mueble: mi balero. Y pienso un sentimiento: el fracaso y también un anhelo, tener hijas de viejo; y  pienso en algún genio que murió en el anonimato y la miseria; y en un anónimo miserable que vivió en la genialidad,  y en un motivo; y en el apodo ideal para el albañil que trabaja conmigo, pienso en eso ahora. Y  también en como será un día en la vida del astronauta ciego, en un país: la infancia; en una palabra: veintidosmillonesochocientosquincemilquinientosveintisiete, en un ejemplo, el agua, en otro ejemplo John William Cook, en un fonema, en un sufijo, en un poema (cualquiera de Perlongher)  y por último en unas piernas: las del mozo negro.
Por gracia divina llega una voz desde la única mesa con paño verde,  la palmada en la espalda del carbonero y su altoparlante rasposo: "tomatela pendejo, zafaste por que conocí a tu hermano sino te exiliaba los dientes de la boca". Otro poeta como el astrólogo me dije, pero a este tipo mejor le hago caso. El rocío cubre el muelle, nos vemos.  


martes, 8 de junio de 2010

Hábito gregario // tour especial


     
                                                                        


                                                                       (soledad
                                                                       multitud)







martes, 18 de mayo de 2010

Flash Back // Italia 90




Aquella semifinal en Italia 90 no es para mí la clase de anécdotas que se cuentan en la sobremesa. Aquella semifinal, no es el tipo de recuerdo de mi infancia que yo suelo coleccionar, ya que ninguno de ellos vive en mi memoria como este, dotado de tanta claridad. En esos días yo tenía 5 años recién cumplidos, mi hermano Leonardo, 14;  mi vieja,  39;  Claudio Paúl Caniggia,  23;  Maradona, 30; Luis Alberto Lacalle, 59; mi abuela materna, 55; Juan Carlos Onetti, 80; Alfonsín, 63; Axl Rose, 28; Roberto Baggio,  23; Juan Pablo II ,70; George Bush (padre),  66;  Sebastián Abreu, 14;  mi primo Miguelito,  1 año.  La semi contra los tanos tenía  preso a todo Montevideo como si el mismísimo Obdulio Varela entrara en el verde césped.  Toda la familia de mi vieja (decenas de primos y tíos) se agolpaba frente a una TV de 14` en la casa de mi abuela, en pleno corazón del Pque. Rivera, barrio de fuerte acervo popular.
Cuando -a minutos de haber arrancado el juego- Schillaci abrió el marcador toda la uruguayada  festejó de pie y enardecidamente la conquista como propia. Sorpresa, tengo la fiel remembranza de esa sensación: si, tamaña sorpresa.  Todo el primer tiempo fue dantesco, un gaste terrible de parte de mi familia materna a tal punto, que no recuerdo bien que mierda hacíamos nosotros ahí y mucho menos que pasaba dentro del televisor. (Es sabido que los uruguayos prefieren nuestro fracaso futbolístico,  yo viví allá y puedo asegura -siempre en el arte de generalizar- que la envidia charrúa dirigida a los porteños suele ser insana). Sorpresa, identidad nacional y expresión popular y yo con 5 abriles…  Entonces ¿De que la iban mis parientes? ¿Por qué no hinchaban por Argentina si éramos familia? Era lógico tomármelo como algo personal y con el tiempo supe que lo era, ya que mi vieja me confesó años después que en ese momento de su vida estaba peleada a muerte con mis tíos más grandes, los patriarcas de la familia que justamente eran quienes promovían ese gusanismo grotesco. Jamás la voy a olvidar a ella, a la heroína -con ese amor hiriente en la boca-  putiando en pleno entretiempo a todos y cada uno de ellos  por ser tan antiporteños y por no defender los colores de Leo -mi hermano- y los míos.  Pobre Leito, él si que sufrió ese día como nadie porque era más grande y entendía bien lo que pasaba, aunque así como subió su dolor cayó su venganza, seguramente, tiempo después.
 Acto seguido de los entuertos, segundos después de que mi vieja le hiciera un corte de manga a toda la familia; nos agarró a los dos y nos sacó literalmente volando de ese lugar. Chau traidores.
 Boyamos un buen rato por las calles desiertas. Montevideo en invierno es como la Buenos Aires que pensó Oesterheld: un club de solos. El mundial latía entre las casas, por la onda corta en la ciudad oscura. Imagínenselo, todo el mundo pendiente del partido mientras el sol se terminaba de esconder tras los monoblock del Pque. Rivera. Hacia un frío de cagarse y gracias a dios que encontramos un bar y entramos, más apurados por el frío que por el mismísimo mundial. Adentro, la historia era la misma, los uruguayos alentando a los tanos como si nada. ¿La madre patria? ¿La familia unita? ¿Los ravioles de la nonna? Quien sabe. Enseguida nos escabullimos entre la gente y vimos lo que quedaba del partido desde el fondo del bar, en medio de una nube de pucho y un griterío infernal.  Como imaginarán, el sumun de mi relato es ahora y fue cuando a la mitad del segundo tiempo la saeta desprolija del Pájaro peinó esa bola en el corazón del área grande, mamita, el estadio en silencio.  Por un segundo ganó el silencio en el bar también,  un mozo dijo una pavada…hasta que el corajudo de mi hermano rompió con lo que se daba y pego un alarido descomunal...  Gooooooooooooooool,  y ahí nomás -como emergidos desde la sombra- se escucharon otro gritos en sintonía. 1 a 1, pura mística,  traidores, cipayos de Latinoamérica.
 Mi recuerdo termina acá, lo que sigue son imágenes aisladas y alguna que otra fantasía mía que aún atesoro. Mi hermano gritando en los penales totalmente desencajado, el intuitivo gigante de los penales, Goycochea;  los borrachos del bar azorados ante la sumida lealtad de los porteños y mi vieja llorando cada vez que la cámara enfocaba al Diego y este ponía esas caras entre heroicas y dramáticas. Siamo Fiori, el mundo a doce pasos de la gloria, a doce pasos de la nostalgia. Creo que ese día me hice argentino. De la final con Alemania no recuerdo nada, y si fuera por mi memoria -pobrísima almacén- fuimos campeones en Italia 90 ganando ese partido a los tanos, por penales, en un bar de Montevideo.  


viernes, 30 de abril de 2010

Entubado pétreo en ni pecho // palabras para una revolución permanente.




El arroyo Maldonado crece y crece entubado pétreo en mi pecho. Como un óleo inconcluso sube y sube el atisbo cansino del tiempo. En la marcha del pueblo sangra y sangra la vida que ya es mía. Y por un leviatán golpe a golpe mojada va la turba de grizna. Una vida entera con el corazón encendido. La casa de mi madre.  El lado que va de incógnito en la lluvia. Lo secreto tiene ese cariz narcótico, ya lo ves, me desasno de la estupidez inconfesable en primera persona y sin pretéritos,  parafraseo: “es mejor equivocarse junto al pueblo que acertar sin el”.

sábado, 10 de abril de 2010

a los amigos con la verdad, siempre



Y yo pensaba decirtelo, pero como no encuentro la palabra adecuado que trasmita este sentimiento se me ocurrió buscar algunas palabras parecidas*. Espero entiendas lo que quiero decirte y te lo tomes a bien,  porque no es de mala leche…

*(…ganzo, lelo, papanata, pelele, navoleti, pejerto, zapato, marmota, mamerto, tarambana, tarúpido, tilingo, lerdo, gaznápido, mentecato, pavote, mojigato, pelandrúm, pánfilo, mocasín, siome, pantrisite, poligriyo, , abombado, salamín, zoquete, gilastrúm, gilún, lonyi, salaberri, lonyipietro, bolastristes, bobi, pichi, melón,  brígido, vichenzo, bobina, opa, otario, chichipío, chitrulo, menso, queso,  paparulo,  sopenco, abobado, adoquín, bobalicón, tontuelo, zonzo, zamacuco, payaso, tonto, corto, pancho, perejil, mongui, cangrejo, pocavida, pelagatos devolveme las pelis que te presté por el amor de dios…)     


viernes, 26 de febrero de 2010

Nexo subordinante // inspirado en la bailarina ochentosa

 
 


Nexo subordinante
 
los dos a
ninguna quietud
ningun nombre
 
 los dos ante
la pura
verde sombra
 
los dos bajo
techumbres
de agua
 
los dos cabe
en mi mano
 tu labio 
 
los dos con
los cuartos
las alas 
 
 
los dos contra
los dos
el prólogo
 
los dos de
pie
la muerte
 
los dos desde
la punta
secos
 
los dos en
el prado
de tus ojos
 
los dos entre
el aire
o el tiempo
 
los dos hacia
 el curvo
cristal
 
 los dos hasta
un hombre
una mujer
 
los dos por
si lloras
por si acaso
 
los dos según
  el mundo
inanimado
 
los dos sin
dios
  sin verso

 los dos sobre
colchones
de pasto
 
los dos tras
los dos
la nada
 
los dos durante
el alba
la eterna mar
 
los dos mediate
cada uno
en su lugar
 
 
 
 

viernes, 5 de febrero de 2010

La primera poesía que hubiera escrito Rilke



Mi primera poesía de amor



baile kraftwert a escondidas
para que veas
todo lo que aprendí
es mi primera poesía
muy tierno no me leas
yo te ofrecí
un telón planetario
en un globo de gas
devolveme toda la sal.

 
viaje a San Fernando en navidad
robe a un remisero en la estación
me perdí,  un bajón
construí torres de arena
fui inmortal tu nave eterna
no te arranque
una puta sonrisa
en el puto verano
devolveme toda la sal


solo me hablabas dolor
todo el barro mi amor
me aprendí ese calendario
metí fierro por Rosario
y me borre
del corso de Lugano
lukiado y de antifaz
para esconderme en tu placard


Evita me ama
Evita me mima
terminé primer año
en el normal de Adelina
carrusel
es mi primera poesía
mi piel muere a veces
es mi primera poesía


hice changas por que si
me piqué por soledad
hice lo que vos decías
ahora soy la poesía
 te ofrecí
un telón planetario
globos de poxirán
cada día me gustas más.